¿Alguna vez nos hemos puesto a contar cuántas decisiones tomamos en nuestra vida por hora?, ¿Medimos las consecuencias de las decisiones para tomarlas adecuadamente?
Estas dos preguntas aparecen cuando queremos evaluar el por qué los trabajadores (y en general, todas las personas) cometemos errores y nos apresuramos en generar una cultura de culpar a alguien, antes de analizar a fondo el problema.
Nosotros tomamos decisiones siempre
Todas las personas tomamos decisiones y somos responsables de ellas. Para tomarlas existen factores que influyen pero no determinan una acción.
Ejemplo:
- ¿Me levanto ahora o en cinco minutos?
- ¿Qué ropa me pongo?
Cada una de ellas tiene una respuesta, y cada respuesta un por qué.- Si me levanto ahora, voy a estar más holgado y saldré temprano de casa. Si salgo 5 minutos tarde, encontraré un gran tráfico.
- Si tengo que ir a una reunión, usaré traje. Sino, algo casual, cómodo. Depende de la situación.
Así, tenemos una lista grande de respuestas y motivaciones. Lo paradójico del tema es que las personas no son conscientes de la cantidad de decisiones que se toman.
¿Cómo llegamos a esos por qué?
Al analizar cada uno de ellos, podremos entender cómo tomamos las decisiones, por qué buscamos un resultado deseado, qué es lo que se quiere al haber tomado una decisión. Si nosotros queremos llegar temprano a nuestro trabajo, o estar cómodos, serán decisiones distintas a que si queremos dormir un poco más, o ahorrar dinero. Entonces, cuando tenemos claro lo que queremos, tomamos mejores decisiones. Para plasmar el resultado deseado, requerimos de información que nos ayude a pensar cómo lo podremos hacer. Dicha información proviene, por ejemplo, del pasado, de capacitación o entrenamiento y, además, se compendia con lo que nos enseñaron en casa, el colegio y los estudios superiores, ayudándonos a tomar decisiones.
Sentido común y seguridad
En base a lo escrito líneas arriba, podríamos inferir que el sentido común es tomar la decisión adecuada para obtener un resultado esperado en base a información precedente. Pensar que un accidente ocasiona dolor, sufrimiento e incapacidad; entonces el sentido común guiaría hacia el cumplimiento del programa de prevención de accidentes. Además, los accidentes pueden ser altamente costosos. ¿Se expondrá a la familia a ingresos más bajos debido a una lesión? Esta interrogante también pone a prueba el sentido común.
Un trabajador que haya recibido capacitación, entrenamiento y tenga procedimientos claros para su labor NO debería:
- Pasar debajo de pesos suspendidos.
- Picar o amolar sin anteojos de seguridad.
- Limpiar partes de máquinas con disolventes inflamables, especialmente en lugares cerrados;
- Bloquear resguardos;
- Usar una herramienta de mano, portátil y eléctrica sin conectar a tierra
- Comprobar si hay pérdida de gas con una cerilla encendida, una lámpara o una linterna;
- Tomar un atajo pasando por encima de un transportados en movimiento;
- Aceitar o ajustar partes de máquinas en movimiento y sin resguardar;
- Limpiar el aceite de rodillos en marcha;
- Levantar pesos demasiados pesados;
- Sobrecargar un andamio o una pila de materiales; y
- Pasar por alto dispositivos de seguridad.
Sin embargo, estas doce acciones inseguras causan accidentes graves en muchas industrias. También existen otras acciones incorrectas que se comenten a diario que son menos comunes y pueden ser igual de peligrosas, pero con ayuda del sentido común podrían evitarse.
Por otro lado, dentro de las prácticas normales de la empresa, muchas veces se premian las conductas de riesgo, como las de quien hace una labor más rápido en un determinado tiempo aun cuando está estipulada una duración específica del procedimiento. La conducta del “soy el jefe y yo sí puedo romper normas” hace daño a la generación de cultura y a la toma de decisiones adecuadas del personal en general.
La empresa debe tener claro en todo momento cuál es la cultura de prevención que desea tener con el fin de ajustar los comportamientos a todo nivel, establecer objetivos claros y una fuente de comunicación adecuada, de la mano con el apoyo al personal en la toma de decisiones acertadas. Los resultados, al final repercutirán significativamente en la productividad sostenible y el clima laboral.
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