El rugido de la maquinaria, el esfuerzo físico constante y la concentración exigida en el entorno minero demandan un suministro energético excepcional desde el primer momento de la jornada.
Para el trabajador minero, el desayuno no es simplemente la primera comida del día; es la base fundamental del rendimiento, la seguridad y la resistencia física y mental durante horas críticas de alta demanda.
Un desayuno inadecuado, o su omisión, no es una opción, ya que puede desencadenar una caída temprana del rendimiento energético y concentración, aumentando los riesgos en un ambiente ya de por sí desafiante.
La clave reside en proporcionar energía sostenible, evitando los picos y caídas bruscas de azúcar en sangre que generan fatiga y falta de enfoque…
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