La ocurrencia de una emergencia pone a prueba la capacidad de respuesta de una empresa. Dicha respuesta no puede ser espontánea, sino por el contrario meticulosamente planeada para reducir al máximo el impacto negativo en las operaciones, las personas y el entorno, así como en la reputación corporativa, refiere el Mg. Felipe Espinoza Castillo, subgerente de Respuesta a Emergencias de Engineering Services-ESSAC.
El Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional en Minería genera un marco mínimo obligatorio en cómo las empresas deben prepararse para afrontar las emergencias, así como en la prevención y control de incendios.
“Existen diversos tipos de emergencia y cada una de ellas requiere una respuesta específica de acuerdo a las características de la operación”, puntualiza el Mg. Espinoza Castillo. Entre estas emergencias se ubican los incendios, los incidentes que involucran materiales peligrosos, rescates en lugares de difícil acceso o las de origen natural. En una unidad minera estos incidentes pueden presentarse en el área de procesos, en los almacenes, así como en la operación subterránea, en un tajo abierto o a lo largo de ruta de acceso a la mina.
La tarea clave por la que inicia toda respuesta a emergencia es el análisis de línea base. La línea base debe responder a algunas preguntas específicas: qué actividades vamos a ejecutar, qué recursos disponemos, cómo proteger, qué controles adecuados establecer y qué pasa si todos los controles no son suficientes, entre otras, explica el especialista de ESSAC.
Luego de la elaboración de la línea base en toda la operación, surgirán las fortalezas y oportunidades de mejora. Hay que precisar que la planificación de respuesta a emergencias es un ejercicio constante, que mejora con la experiencia y con los diversos escenarios de riesgo que van apareciendo en las operaciones, aclara el Mg. Espinoza Castillo.
Tras la línea base, la empresa estará en capacidad establecer los escenarios de actuación probables, identificando los riesgos de las áreas y actividades críticas. También se podrá definir la organización de la respuesta, la disponibilidad y requerimiento de recursos, el entrenamiento del personal y las responsabilidades de los involucrados en la respuesta.
La experiencia, refiere el Mg. Espinoza Castillo, recomienda que todo el personal debe estar entrenado técnica, física y sicológicamente, de acuerdo a los riesgos del área y tener la capacidad de activar la secuencia de comunicación en caso de emergencia, a la espera del arribo de la segunda respuesta.
Por ello, los sistemas de RREE que ESSAC implementa en el sector minero busca ofrecer una gestión profesional y experta, basados en un proceso de selección y entrenamiento de personal destacado, equipados correctamente en función a los escenarios potenciales de cada unidad, los mismos que se soportan en el tiempo, con médicos ocupacionales, psicólogos e instructores que aseguran mantener una capacidad de respuesta confiable y oportuna.
Una obligación legal de la empresa minera es la ejecución de simulacros de emergencia, que deben ser los más realistas posible y en el contexto de la operación, recomienda el especialista de ESSAC. En esos simulacros debe probarse la efectividad del flujo de comunicación y verificar que las unidades de respuesta a emergencias se encuentren en óptimas condiciones. Se recomienda una observación crítica y objetiva del desarrollo de los simulacros y simulaciones con la finalidad de aprovechar las valiosas oportunidades de mejora que estos ejercicios presentan.
A ello se suma que la inversión inicial en equipos de detección, extinción y alarma deben mantener su valor de protección a través del tiempo, efectuando de manera oportuna la revalidación periódica de desempeño, con la finalidad de que cumplan su objetivo en el preciso momento en que se requieran.
Refiriéndose al desempeño del sector minero en cuanto a preparación y respuesta para emergencias, el Ing. Espinoza Castillo considera que se ha ganado mucha experiencia y un elevado compromiso de la alta dirección, permitiendo el desarrollo de mejores prácticas en las distintas fases de las operaciones mineras.
“Queda seguir desarrollando un análisis continuo de los escenarios de riesgo, manteniendo vivo el plan de preparación y respuesta para emergencias, de manera que se garantice la recuperación y continuidad del negocio en caso de una eventualidad”, recomienda el Mg. Espinoza Castillo.
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