Toda manipulación de aparatos eléctricos, electrodomésticos, lámparas, enchufes, condiciones inadecuadas o no tomar las medidas de prevención necesarias pueden ocasionar una lesión eléctrica. La única excepción a este tipo causas es el rayo cuyo origen es natural y pueden llegar a resultar extremadamente peligrosos debido a su alto voltaje, intensidad y grandes temperaturas acumuladas durante un tiempo muy limitado (fracciones de segundo) pero que puede causar la muerte de la persona.
Por lo general, una quemadura eléctrica se considera grave porque no se sabe por dónde ha pasado la electricidad. El cuerpo humano es capaz de cerrar el circuito eléctrico y provocar una diferencia de tensión, por lo que habrá un punto de entrada y otro de salida.
En las quemaduras por electricidad se reconocen principalmente estos tipos:
- Quemadura eléctrica verdadera: causada por el paso de la corriente eléctrica entre dos puntos anatómicos, de tal manera que el cuerpo se convierte en parte del circuito eléctrico. Presenta lesiones de entrada y de salida. El daño es fundamentalmente térmico y profundo. Las lesiones de la piel no evidencian las lesiones musculares, tendinosas, vasculares, nerviosas y óseas, que genera el paso de la corriente.
- Quemadura por arco eléctrico: la corriente pasa externamente al cuerpo desde el punto de contacto a tierra. La magnitud de la quemadura depende de la distancia y de la temperatura alcanzada.
- Quemaduras por llama: el paso de la corriente eléctrica incendia la ropa o los objetos de la escena.
- Quemaduras por fogonazo eléctrico: no son verdaderas quemaduras eléctricas, porque se producen por el fogonazo eléctrico de cajas de fusibles o de maquinarias defectuosas al sufrir una falla o cortocircuito, por lo que no hay un efecto de la corriente eléctrica en el organismo. Asientan en la cara, cuello, manos y se acompañan con frecuencia de lesión ocular (queratitis actínica).
- Quemaduras por efecto de los rayos: resultan de la caída directa sobre la víctima o por centelleo lateral, donde la descarga pasa de un objeto a la víctima, siguiendo un trayecto externo que causa las características lesiones arborescentes. Las quemaduras por rayos tienen el antecedente más antiguo descrito, ya que en el año 77 de nuestra era, Plinio el Viejo describió el caso de una mujer que perdió su embarazo al ser alcanzada por un rayo.
Deja un comentario